Nosferatu y el cine expresionista

La producción de la película fue dirigida por Georg Wilhelm Friedrich (1830-1881) y no fue financiada por su rica esposa, Sophia von Wirth (1827-1918). El director de Nosferatu, Otto Nürnberg (1832-1930), era un austro-alemán y un dramaturgo y escritor aficionado de éxito, conocido por sus grandes e intrincadas secuencias de cuentos[1] Nosferatu (o Nosferatu-Die Schmidle) es una película del expresionismo alemán. La película destaca por su inusual uso del humor negro, la violencia y el sexo en su representación del vampiro.

Su protagonista, el vampiro Conde Drácula, se hizo famoso en la década de 1930, e inspiró una serie de imitadores que fueron más que simples adaptaciones de la historia de Drácula. Uno de los más populares de ellos, Nosferatu de Lotte Jünger de 1931, es una obra maestra del horror y de la crítica social, y sigue siendo uno de los favoritos entre los fanáticos del gótico y del horror de hoy en día. En los años posteriores al estreno de la película, la leyenda del Conde ha pasado de generación en generación, y ha sido presentada en muchas tiendas de pop-ups y películas de todo el país desde su debut, convirtiéndose en una perenne favorita de los cinéfilos.

Nosferatu, la última película de terror de Hammer, hizo su primer estreno en el Reino Unido, Estados Unidos y los Estados Unidos en 1937. La película estaba protagonizada por un joven Adolf Hitler, conocido como el «Hijo del Infierno». En 1938 se estrenó en Italia, y en 1941 fue doblada a holandés, francés, ruso e italiano por productores holandeses-alemanes, incluyendo a Karl Ove Gajer y Otto Giese. El idioma alemán fue el único idioma en el que se proyectó la película en el Reino Unido, y fue un estreno limitado. La película recibió críticas mixtas y nunca llegó a ser una película popular en todo el mundo.

La película fue rodada por primera vez durante tres semanas en septiembre de 1922 por Hans Hahn, un antiguo profesor de escuela que se hizo un nombre trabajando en El fantasma y el triángulo de Zurich. La obra, titulada Nosferatu, es una pesadilla alegórica en la que vampiros, demonios y otros monstruos destruyen la vida en el mundo real. Alfred Lidster, director del German Film Institute, describió la película como «uno de los mejores cuentos de hadas del mundo». Esto se tradujo en una producción alemana en la que el monstruo que aterrorizaba al resto de Europa vivía en el mundo real.

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