La partida de ajedrez y los movimientos

Cómo ya hemos dicho cada jugador controla un color sobre el tablero. Efectuará su jugada en su turno de manera alternativa, recordando que el primer movimiento lo harán las piezas blancas. En cada turno sólo moverá una de sus propias piezas (salvo algunas excepciones que veremos más tarde).

En partidas informales no se suele tener en cuenta el tiempo total de la partida o por cada jugada que tiene cada jugador, pero en partidas oficiales si que se establecen una serie de reglas. Lo más habitual es disponer de 120 minutos para las primeras 40 jugadas, para después añadir una hora adicional para finalizar la partida.

Existen también modalidades de ajedrez más rápidas, entre las que destaca el de 5 minutos por partida. Quien supera el tiempo total permitido pierde.

Objetivo de la partida de ajedrez

El objetivo final de una partida es dar jaque mate al rey de nuestro adversario. Eso se consigue con la combinación de piezas y estrategia. No es necesario que se de «mate» a nuestro rival, ya que en ocasiones este puede abandonar y rendirse.

Si no se puede lograr el mate por ninguno de los dos bandos, también se puede acabar en «tablas», lo que es sinónimo de empate.

Además está la posibilidad de perder por exceder el tiempo permitido, como ya hemos comentado antes.

Aunque el objetivo definitivo sea derrotar al rey rival hay que comprender que una partida de ajedrez consta de una serie de objetivos intermedios que simplificando será buscar puntos débiles en el bando rival para ir eliminando piezas.

En ciertas ocasiones se podrá incluso sacrificar una pieza en pos de una estrategia a largo plazo.

Los movimientos

Más adelante veremos los movimientos de cada pieza, pero podemos adelantar que cuando una pieza ocupa la posición de una pieza enemiga se produce la «captura». En este caso se retira la pieza enemiga y colocamos la nuestra. La pieza eliminada se saca fuera del tablero y no se podrá seguir utilizando (veremos que hay una excepción que es la promoción de los peones).

Hay que tener en cuenta que no podremos ocupar la posición con dos piezas del mismo color, ni por supuesto capturar otra de las nuestras. Tampoco se puede pasar por encima de una pieza salvo que sea propia o del contrario (salvo en el caso del movimiento del caballo).

Se dice, cuando una pieza tiene la posibilidad de capturar otra del adversario, que está amenazándola o atacándola. Hay que convenir que a diferencia de las damas no es obligatorio capturar la pieza amenazada. Será el propio jugador quien decida la conveniencia de realizar dicha captura o realizar otros movimientos.

La única obligación de movimiento se produce cuando se realiza un jaque (no hay que confundirlo con el jaque mate). En este caso se amenaza al rey rival pero este tiene opción de defenderse. En ese caso el jugador que se defiende ha de realizar ese movimiento. Sería si no hubiese forma de defensa posible cuando tiene lugar el jaque-mate y se da por finalizada la partida.

Las jugadas

Toda jugada que se realice sobre un tablero de ajedrez ha de ser reglamentaria. No se debe dar lugar en la que el propio rey quede en jaque. Si se produjese un movimiento ilegal, deberá ser rectificado para hacer una conforme al reglamento. No se pueden rectificar las jugadas y una vez que se suelta la pieza sobre el tablero el turno cambia al jugador contrario.

Una peculiaridad es que si hemos tocado la pieza pero no la hemos soltado tenemos la obligación de mover ya esa pieza, pero podremos elegir el movimiento que deseemos mientras no soltemos la pieza.

Si hemos tocado una pieza del adversario tendremos la obligación (si es posible con un movimiento legal) de capturarla, de lo contrario podremos hacer cualquier otro movimiento que sea legal.

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